El agua de rosas ya la utilizaban los árabes en el siglo X, quienes la introdujeron en Occidente. Actualmente, la más preciada es la que procede de la rosa damascena. Rica en vitaminas B y E, en realidad es un tónico natural que influye para bien en los niveles de colágeno y procura elasticidad a la piel.
Su uso más habitual es como tónico, especialmente indicado para las pieles más sensibles. Lo aconsejable es aplicarla después de la limpieza facial y antes de extender la crema. Este gesto evitará la tirantez de la piel el agua de rosas también se utiliza para combatir la resequedad, rociándolo sobre la piel en cualquier momento.
También se utiliza frecuentemente para rebajar las ojeras o bolsas debajo de los ojos. Tras un día de trabajo o de estudio, nada mejor que relajarse colocando bajo los ojos y durante unos minutos un algodón rociado con agua de rosas. También sirve contra el temido acné por sus propiedades antibacterianas y porque evita las rojeces e irritaciones de la piel.
Esto en cuanto al rostro. Pero el agua de rosas se utiliza, además, por ejemplo, para aliviar los pies cansados, si estos se sumergen en un balde con agua y este producto, o el dolor de cabeza, si se aplican sobre la frente unas compresas empapadas en ella.
Fuente: https://www.elmundo.es/yodona/belleza/2021/03/26/605a14e6fdddff99768b480b.html